John Berger en la Ciudad de México / Con la esperanza entre los dientes


Tuvimos el honor de escuchar y ver a John Berger el pasado 19 de diciembre en la Casa Lamm a propósito de la presentación de su libro Con la esperanza entre los dientes. Berger por primera vez vino a México, visitó los Altos de Chiapas para participar en el ciclo de mesas redondas que la Universidad de la Tierra Chiapas-Cideci Las Casas, AC, la Comisión Sexta y Contrahistorias organizaron para rendir homenaje al historiador francés Andrés Aubry. Con su habitual lucidez, sensibilidad y franca humildad leyó un conmovedor relato, Las abuelas, y compartió algunos puntos de vista sobre la situación de las comunidades zapatistas, su mirada indignada lo decía todo: están en peligro, estamos en peligro.



"Quiero hablar del sufrimiento que existe hoy en el mundo. La ideología consumista, que se ha vuelto la más poderosa e invasiva del planeta, nos quiere persuadir de que el dolor es un accidente, algo contra lo que nos podemos asegurar. Ésta es la base lógica de la crueldad de tal ideología.
Todos saben, por supuesto, que el dolor es endémico a la vida, y buscan olvidarlo o relativizarlo. Todas las variantes del mito de la caída de la Edad de Oro, antes que el dolor existiera, son intentos por relativizar el dolor en la tierra. Eso es también la invención del infierno, un reino adyacente del dolor-como-castigo. Así también el descubrimiento del sacrificio. Y después, mucho después, aquél, el principal: el del perdón. Uno podría argüir que tal filosofía comenzó con la pregunta: ¿por qué dolor?

[...] Un ejemplo del presente: algunos kurdos que huyeron la semana pasada a Cherburgo y a quienes el gobierno francés negó el asilo y están en peligro de ser repatriados a Turquía, son pobres, políticamente indeseables, no tienen tierra, están agotados, son ilegales y no son clientes de nadie. Cada una de estas condiciones las sufren en el mismo y preciso instante.
Si queremos asumir lo que ocurre se hace necesaria una visión interdisciplinaria que conecte los “campos” que institucionalmente se han mantenido separados. Una visión así está destinada a ser (en el sentido original de la palabra) política. La precondición para pensar políticamente a escala global es reconocer la integralidad del sufrimiento innecesario que se vive. Éste es el punto de partida."

“¿Dónde estamos?”, Con la esperanza en los dientes, México, La Jornada Ediciones / Editorial Ítaca, 2006, pp. 27-29.





“El siguiente paso es rechazar todo el discurso de la tiranía. Sus términos son una mierda. En sus pronunciamientos interminablemente repetitivos, en sus anuncios, en sus conferencias de prensa y en sus amenazas los términos recurrentes son: democracia, justicia, derechos humanos terrorismo. En el contexto cada una de estas palabras significa lo opuesto de lo que alguna vez significaron. Han traficado con cada una de ellas y las convirtieron en lenguaje cifrado de pandillas, le fueron robadas a la humanidad.
La democracia es una propuesta (rara vez comprendida) en torno a la toma de decisiones; poco tiene que ver con campañas electorales. Su promesa es que las decisiones políticas se tomarán después y a la luz de la consulta con los gobernados. Esto depende de que se informe adecuadamente a los gobernados de los asuntos en cuestión, y de que quienes toman las decisiones tengan la posibilidad o la voluntad de escuchar o tomar en cuenta lo que les dijeron. La democracia no debe confundirse con la “libertad” de escoger de manera binaria, ni con la publicación de encuestas ni con el apretujamiento de la gente a datos estadísticos. Es esto lo que pretenden que ocurra.
Hoy las decisiones fundamentales, que infligen el dolor innecesario sufrido por todo el planeta, fueron tomadas, son tomadas, sin consulta ni participación plenas.”

“¿Dónde estamos?”, Con la esperanza en los dientes, México, La Jornada Ediciones / Editorial Ítaca, 2006, pp. 30-31.





“Dice un proverbio chino: ‘El viento se levantó en la noche, y lejos llevó nuestros planes’.

[...] En su sentido contemporáneo, el nihilismo es negarse a creer en cualquier escala de prioridades que rebase la búsqueda de ganancias; es considerar que ésta es el fin último de toda actividad social, de tal modo que, precisamente: todo tiene precio. El nihilismo es la forma más actual de la cobardía humana, es resignarse ante el alegato de que el precio lo es todo. No es frecuente que los pobres sucumban ante esta cobardía.”

“Eso que no se pregunta. Diez comunicados acerca de la entereza ante los Muros”, Con la esperanza en los dientes, México, La Jornada Ediciones / Editorial Ítaca, 2006, pp.67, 69.



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